“RESPLANDOR DE MIL LUCEROS. RASPADILLA DE SILLAR. ESCARCHA MATUTINA DE LA ALFALFA: RECIBE ESTE SENCILLO ELOGIO QUE, COMO UN RAMITO DE TEXAOS, CON AMOR Y RESPETO, TE PONGO EN PLENO PECHO”.
EL RACCAY MÁS BELLO
Para que el Loncco no esté con la idea,
Dios hizo Arequipa en Sagrada Epopeya;
arquiando con su arte la loncca Naturaleza,
pintó este raccay más teqque de belleza.
Accolpachó las nubes en el Misti canoso;
le puso huaccali y quebradas como rebozo;
le horquilló una Flor del Texao en el ojal,
imponente y orgulloso como el Pavo Real.
Con sus brazos extendidos, dando abrigo,
el Pichupichu, al la'u lloqque, cubre el frío;
el Chachani con su pucuna sopla y meneya
al que fue ucumare y, hoy, ccariche Sabancaya.
Por un tajo que hizo la arquitectura Divina,
trotea el Chili por la quebrada de Chilina:
ccatatando las lágrimas desde la fría puna,
silbando una Pampeña hasta su adorada cuna.
Luego, las acequias llevan el preciado vigorón,
pa' humariar las plantas del más lejano rincón;
como redoble de tambores, chúcaras aguas van
acompasadas con los repiques di'un sacristán.
También el Loncco con su lampa, apero y ayjón,
borda la alfombra verde de la campiña, sin ración;
con el sillar blanco, que la tierra vomitó,
con el arte y tesón que de sus padres heredó.
Y desde la roca de Sachaca, de su alto Mirador,
bendice al raccay más bello, el Divino Redentor;
en esas alturas, donde el viento se pone a silbar
los tristes yaravíes del poeta Mariano Melgar.